El organismo tiende hacia un estado saludable, ya que todas sus partes y funciones están destinadas a ello. Sin embargo, su medición o determinación parte de un principio multifactorial. Es decir, son muchos los factores que se estiman para decir que estás saludable o no, y en qué medida.
Uno de los factores básicos que “dispara” una alerta al momento de ir a la consulta médica, es el índice de masa corporal. Un desnivel, por encima o por debajo, de la IMC se relaciona al aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, nutricionales, genéticas y de otras índoles.
Por esta razón, te explicaremos todo lo relacionado con este parámetro y cómo calcular tu IMC de forma gratuita, para que puedas monitorear tus avances en este sentido.
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Qué es el índice de masa corporal
Este método parte de la correlación entre el peso corporal y la estatura, para llevarlo a una sola cifra que pueda ser fácilmente interpretada y categorizada. Esta cifra se compara con un intervalo que los médicos estiman como saludable para tu altura. El intervalo saludable va entre 18,5 a 24,9.
Cómo verás, es una fórmula bastante simple que no incorpora mayores variables. La varianza por fuera de este promedio es sinónimo de delgadez o sobrepeso. Y puede arrojar una idea rápida del estado de salud de cualquier persona.
No obstante, esto es solo un punto de partida que debe ser comparado con otros signos. Ya que por su simplicidad puede llevar a errores de interpretación si se hace de forma precipitada o sin correlacionarla con otra información.
Por qué es tan importante
Es un primer mecanismo de diagnóstico y es fácil de hacer. No representa ningún costo adicional y es susceptible al seguimiento. Por ser tan fácil, la misma persona puede medir su IMC con solo saber su altura y monitorear su peso.
Asimismo, sirve para el estudio de las poblaciones y verificar cómo otros factores influyen sobre el peso y la nutrición. En otras palabras, da una idea indirecta sobre los patrones alimenticios y la nutrición de las personas.
Cómo calcular el índice de masa corporal desde tu casa
El Índice de Quetelet (como también se le conoce), es aplicable para hombres y mujeres por igual. Sin embargo, es solo para adultos. En resumen, debes dividir el peso(kg) entre el cuadradrado entre tu altura, Es decir:
IMC = Peso(kg)/talla(m2)
Por las mañanas, en ayunas, después de vaciar tu vejiga e intestino grueso, pésate con una buena balanza. Anota tu peso en kilogramos. Ahora, has lo mismo con tu altura. Párate erguido y mide desde tus talones hasta el tope de tu cabeza.
El resultado puedes meterlo en la fórmula y hacer un cálculo a mano. No obstante, si no te quieres complicar la vida, puedes utilizar esta aplicación, por cortesía de la Sociedad Española de Obesidad.
Para ello, debes colocar las cifras antes mencionadas y te arrojará un resultado. Como conclusión, te ubica en algunas de las categorías y te dirá si estás muy delgado o pasado de kilos.
Las categorías son: peso insuficiente (para menores de 8,5), con peso normal (para 18,5-24), con sobrepeso grado I (para 9 25-26,9), con sobrepeso grado II (para 27-29), con obesidad de tipo I (para 30-34,9), con obesidad de tipo II (para 35-39,9) y con obesidad de tipo III (para 40-49,9 o más).
Limitaciones y nuevas interpretaciones
La limitación principal de este método es no poder diferenciar cuando el peso varía por la acumulación o perdida de grasa o de masa muscular. En otras palabras, la ganancia de masa muscular podría ser confundido con engordar.
Esto genera un problema de interpretación. Ya que el aumento de masa muscular no tiene un impacto perjudicial y está relacionada a razones y hábitos distintos y hasta contrapuestos. Por ello, se tiende a combinar con otros métodos más específicos para medir grasa en el cuerpo y no solo el peso en general.
El más utilizado por los nutricionistas es la medición del grosor de los pliegues cutáneos (con calibres). El problema es que no es algo que esté en todos los consultorios o que lo puedas medir en tu casa fácilmente.
También se utiliza el pesaje bajo el agua, DXA, impedancia dieléctrica y la dilución de isótopos que son imposibles de hacer en casa. Por lo que, para efectos domésticos, conviene quedarse con el IMC a sabiendas de sus limitaciones.