Una de las preguntas más frecuentes que nos hacemos todos los padres cuando tenemos en casa a nuestro recién nacido es si nuestro bebé oye bien. Nada más nacer, en la maternidad, los bebés reciben las primeras pruebas para detectar una posible sordera o una anomalía en la audición. Sin llegar a obsesionarse con el tema, es bueno que los padres, en casa, estemos atentos a determinadas señales que pueden indicarnos que algo no marcha bien. A continuación, os damos algunas pistas a tener en cuenta.
Pistas para detectar la sordera en los recién nacidos
Ninguna mamá debe preocuparse si su bebé duerme a pierna suelta y no se immuta lo más mínimo si, por ejemplo, se le ocurre pasar la aspiradora a su lado. Es normal que nuestro pequeño no se derpierte, ya que los bebés suelen tener un sueño muy profundo. Sin embargo, sí debemos consultar con nuestro médico de cabecera o pediatra si el bebé está despierto y no reacciona nunca a los estímulos sonoros que le rodean.
Los indicios que deben alertarnos sobre un posible trastorno auditivo serían, por ejemplo, si el bebé no mira nunca en dirección de un teléfono que suena o una puerta que se cierra de golpe; si parece encerrado en sí mismo y no se muestra inquieto; si no te busca con la mirada cuando le hablas; o si con tres años aún no habla o sólo dice “papá”, “mamá”, “sí” o “no”.
La detección precoz de la sordera infantil, también conocida como hipoacusia, es fundamental para iniciar el tratamiento adecuado antes de los seis meses del bebé, y así evitar futuros problemas, por ejemplo, en el aprendizaje del lenguaje.