Existen muchos mitos relacionados al embarazo y al parto que, con la transmisión de boca en boca, se han extendido en todo el mundo, generando dudas en las personas y hacerles preguntarse ¿será esto cierto?
Uno de los mitos más populares en las últimas décadas en relación con el embarazo son los beneficios que brinda la ingesta de la placenta después del parto. Muchas celebridades han asegurado haber comido su placenta tras haber dado a luz, entre ellas Kim Kardashian y Jennifer López, con lo cual esta práctica también se convirtió en una moda.
Sin embargo, multitud de madres y personas curiosas se preguntan ¿es realmente beneficioso comer la placenta después del parto? ¿es esta una práctica segura? Si deseas solventar estas dudas y otras relacionadas al tema, a continuación podrás hacerlo.
La placenta y la Placentofagia
En primer lugar, es importante conocer en sí qué es la placenta y cuál es su función. La placenta es un órgano efímero que se encuentra presente en los mamíferos en gestación; es este órgano el encargado de proporcionar los nutrientes necesarios para el desarrollo del feto, así como satisfacer sus necesidades de respiración y demás.
Al momento del parto, la placenta deja de ser útil tanto para el bebé como la madre, por lo cual es expulsada de su cuerpo. En algunas especies de mamíferos, las hembras practican la placentofagia, sin embargo, la ciencia aún no ha podido comprobar el por qué de esta acción.
Se especula que es para evitar que los depredadores den con sus crías, lo cual es dudoso dado que no ingieren el líquido amniótico. Ahora bien, en los humanos, comer la placenta es una práctica que pocos realizan, pues resulta repulsiva e innecesaria, aun así, muchas culturas sostienen que tiene propiedades medicinales.
¿Por qué aseguran que comerse la placenta después del parto es beneficioso?
De acuerdo con los defensores de la placentofagia, comer la placenta después del parto es algo natural que podría estrechar los vínculos entre madre e hijo. Asimismo, sostienen que la ingesta de la placenta ayuda a prevenir la depresión postparto, mejora la producción de leche materna e incluso alivia los dolores que la madre pudiera experimentar tras dar a luz.
Pese a esto, hoy en día ningún estudio científico ha podido avalar estas afirmaciones ni comprobar si realmente comer la placenta es beneficioso para la madre o el bebé. Aun así, muchos apoyan esta práctica, ya sea ingiriendo la placenta cruda, asada o en cápsulas, y las madres que lo han hecho han asegurado sentirse mejores, lo cual podría estar asociado a un efecto placebo.
Sin embargo, como se acaba de mencionar, ninguna investigación ha podido desmentir o validar los supuestos beneficios de comer placenta. Además, no se han realizado los estudios suficientes para ello, como evaluar los estados de ánimo entre las madres que practicaron la placentofagia y aquellas que no, entre otros datos que pudieran aportar más información al respecto.
¿La Placentofagia podría presentar algún riesgo?
Como tal, la ingesta de la placenta no tendría por qué presentar un riesgo, siempre y cuando esta se manipule y almacene de forma correcta. De lo contrario, algunas bacterias e infecciones podrían ser transmitidas de la madre hacia el bebé, como en el caso de un bebé en Oregón, Estados Unidos, el cual contrajo una infección por bacterias estreptococos del grupo B.
El bebé había sido internado en el hospital en una primera ocasión por dificultad para respirar, vómitos y una infección general. Allí se le diagnosticó la infección por estreptococos y se le hizo un tratamiento que duró 11 días, cuando finalmente fue dado de alta. Sin embargo, días después, el bebé se encontraba en la misma situación y tuvo el mismo diagnóstico.
Después de investigar las posibles causas de la infección, los médicos se enteraron de que la madre estaba tomando píldoras de placenta, las cuales fueron analizadas y dieron positivo para la bacteria. Sin saberlo, su madre le había transmitido la infección.
Las compañías que brindan el servicio de encapsulación de placenta tratan al órgano de diversas formas para lograr su encapsulación. Pese a esto, como estas cápsulas no se consideran un producto farmacológico, no pasan por ningún control que garantice su calidad.
Conclusión
Tras dar a luz, las madres están en todo su derecho de pedir su placenta para llevarla a casa y hacer con ella lo que deseen. Por lo tanto, aquellas madres que estén interesadas en poner en práctica la placentofagia, deben evaluar los riesgos que esto conlleva, aunque en la mayoría de los casos ingerir la placenta no genera ningún beneficio ni perjuicio.
References
placentofagia – Placentofagia – Wikipedia, la enciclopedia libre
