Uno de los mayores miedos por parte de las mujeres que van a dar a luz en el momento del parto, es al temido momento de realizar la episiotomía. Este hecho hace que muchas mujeres vivan el parto con mucha ansiedad.
Pero, ¿qué es una “episiotomía”?
Pues veréis se define como: “ Técnica quirúrgica ideada con el fin de ampliar la apertura vaginal durante el final del período expulsivo para facilitar la salida de la cabeza fetal” es decir, un corte que se realiza justo cuando la cabeza fetal está saliendo y se da en la región perineal (zona que se sitúa desde la vagina al ano).
Pero esta “sencilla” incisión no es algo que se halla puesto de moda ahora ni en las últimas décadas sino que viene desde mucho antes.
Por el siglo XVIII y mucho antes, cuando los partos se realizaban en las casas, la máxima prioridad era mantener la región perineal intacta, para ello las personas que asistían los partos intentaban que la mujer hiciese pujos muy controlados y no había prisas, eran partos prolongados, pero a medida que llegó la revolución industrial y los partos se dejaban de hacer en las casas y pasaban a asistirse en los hospitales, se empezó a realizar este famoso corte. Los primeros ginecológos en ponerlo en marcha lo realizaban con la finalidad de prevenir desgarros en la zonal anal, de prevenir las incontinencias futuras, y evitar la presión continua de la cabeza del bebé en esa zona.
Al principio todo eran ventajas para las personas que los realizaban y pocas para las que lo sufrían.
Pero hoy en día sabemos que no reporta tantas ventajas para las mujeres y más bien son muchos los estudios que desaconsejan su práctica, siendo necesarios aquellos que la hacen por rutina, que justifiquen más bien sus beneficios.
Desde hace décadas ha sido una práctica rutinaria en muchos hospitales, hoy en día cada vez más, se reducen el nº de estas prácticas, ya que sólo debe hacerse en determinadas situaciones valoradas por la matrona que asiste el parto.
Actualmente se considera que menos del 20 % de los partos necesitarán una episiotomía.
Pero, ¿en qué situaciones está indicada hacerla?
Hay momentos en los que es preciso acabar de manera rápida con el parto o bien por causas maternas o bien por causas fetales, en las que no se pueda alargar el proceso expulsivo o en bebés prematuros que pueden tener dificultades a la hora de aguantar un proceso largo de pujos.
¿Que podemos hacer para prevenirlas?
Veréis, hay factores que están en nuestra mano y otros que no, que simplemente van inherentes a cada persona.
Por ejemplo la calidad y el fortalecimiento de los tejidos de cada mujer, es decir, cada mujer posee unas características de elasticidad propias, algunas mujeres tienen más elasticidad que otras y eso no se puede cambiar.
El ejercicio físico también es un factor protector.
Pero también hay algo que está en nuestra mano y podemos hacer para prevenirlas, y es el Masaje Perineal, una técnica muy sencilla de realizar que además no nos quitara mucho tiempo, pero eso sí, requiere constancia para notar los resultados.
Imagen: elclubdelasmadresfelices
¿En qué consiste el Masaje Perineal?
Podemos comenzar a realizarlo alrededor de la semana 34 de gestación, empezaremos haciendolo poco tiempo (1-2 minutos) para ir alargandolo cada vez más, hasta estar entre 6-7 minutos cuando el parto esté próximo.
Podéis realizarlo solas o con vuestra pareja y que sea ella quien os realice el masaje.
Lo podéis hacer con un aceite natural o lubricante acuoso, yo recomendaría el de rosa mosqueta y debeis estar en posición cómoda, o bien en cuclillas o sentadas con la espalda apoyada…
Si lo hacéis solas es importante que tengáis un espejo para que veáis la zona perineal y localizeis todas las estructuras.
¿Cómo hacerlo?
Primero notaremos todos nuestros músculos deslizando suavemente los pulgares por la zona externa de la vagina en movimientos ascendentes y descendentes para activar los músculos de esta zona.
En segundo lugar, introduciremos nuestros pulgares un poquito en la vagina más o menos hasta la primera falange y haremos movimientos hacía abajo y hacía dentro estirando suavemente en dirección al ano como pequeños rebotes, intentando llevar los pulgares hacía dentro y hacía abajo.
En tercer lugar mantendremos los pulgares igual que antes, pero haciendo movimientos en “ U” .
Puede ser normal sentir hormigueo en la zona, si te molesta mucho reduce la presión.
Para estar más relajada puedes darte un baño antes con agua tibia.
Es importante empezar haciéndolo 1 vez al día por ejemplo por la noche, y después al cabo de 1 semana o dos hacerlos 2 veces al día, por ejemplo, por la mañana y por la noche.
Notareis los resultados, ya que es una técnica sencilla y permite ir fortaleciendo estos músculos y prepararlos para el momento del parto.
Escrito por Margarita de Toro (Matrona) para EntreChiquitines.com