En el octavo mes, pese a que el prodigioso proceso no ha llegado aún a su feliz término, puede darse su prematuro nacimiento, sin haber completado su acuático viaje de 42 semanas de gestación… A partir de la semana 37, el bebé comienza a prepararse para lo que será su futura llegada al mundo y dentro de este proceso puede, incluso, llegar a adelantar su nacimiento.
En este último período, el nuevo ser comienza a manifestar la necesidad de nuevas conexiones, relacionadas con cambios de espacio vital y de conciencia sensible al cambio, con impulsos de autonomía respecto del vientre materno. El bebé, por disposición genética de la especie, comienza a abandonar su conciencia acuática y a obedecer a los primeros impulsos instintivos de buscar una salida al exterior y abandonar su cálido primer jardín.
Durante este proceso maravilloso, ha realizado el viaje más sutil y misterioso del cual el ser humano tenga esencial protagonismo: Es la semilla de la vida misma, al encuentro de una nuevo mundo y una nueva conquista. Por ello, hay quienes comparan al bebé con un astronauta en la aventura de su exploración de universos. Una bella metáfora de crecimiento que nos guía hacia el despertar de esta vida microastronómica en la Tierra.
Durante este viaje, el bebé posee su propia cápsula espacial, representada por su saco vitelino; se halla rodeado de líquido en total estado de ingravidez, y conectado a través del cordón umbilical con la placenta – órgano responsable del impecable equilibrio de las distintas células y líquidos del niño -. Ambos deben subsistir sin estar adaptados al medio que deben conquistar, el astronauta, la vida intersideral, el bebé, el mundo extrauterino. Cordón umbilical y placenta representan, para el bebé, la fuente de su vida. A partir de ellos recibe todo el oxígeno y los nutrientes que necesita para crecer.
En la semana 40, el bebé está a punto de nacer… Tiene el tamaño completo y está listo para nacer. Su longitud generalmente varía entre 48 y 53 cm y su peso puede estar entre los 3 y 4,5 kg. Depende del sexo, normalmente los niños son más altos y pesan más. El prodigio de la vida está a punto de dar su fruto y el diminuto astronauta llega al fin a su destino. Se inicia con ello un cambio radical de condiciones y de conciencia en el nuevo ser que llega a este mundo.