El autismo es considerada una enfermedad reciente, ya que se descubrió hace unos 50 años. Antes de ello se acusaba a los padres del trastorno emocional que sus niños padecían, debido a la educación inculcada. Hoy día afecta a 4 de cada 10.000 niños y es cuatro veces más frecuente en niños que en niñas.
Es una enfermedad con la que se nace y la causa un daño en el cerebro que altera gravemente el desarrollo, conducta y comunicación de la persona que la padece, impidiendo relacionarse con los demás,. Todavía no se ha descubierto que es lo que produce este trastorno. Se cree que puede influir el factor genético o problemas durante el embarazo o el parto. La poca información de su origen no contribuye a su prevención y cura. Para entender mejor esta enfermedad es importante conocer a alguien cercano que la padezca.
Síntomas
Lo más importante es determinar los síntomas para poder tratarlos, consiguiendo modificar el comportamiento anormal del niño y mejorando su evolución. Cada niño requiere un tratamiento específico, según sus habilidades, sus gustos o sus relaciones sociales y fomentando aquello que le atrae.
La enfermedad no empieza a ser visible hasta los 2 ó 3 años de edad. Aparentemente son bebés normales y tranquilos. Los primeros síntomas pueden ser varios: auto-agresiones, llanto sin razón o motivo aparente, hiperactividad, balanceo y rechazo social.
A medida que crecen, lo síntomas van haciéndose mas claros y visibles, no son capaces de relacionarse con otras personas; sus actos son imprevisibles; tienen dificultad en el habla y suelen hacer preguntas obsesivas; se muestran irritables ante objetos, comida o ruidos; se alteran enormemente con cambios simples de rutina; pierden el interés por algo rápidamente; adquieren movimientos obsesivos; o imponen rigidez, ansiedad y resistencia.
Algo asombroso es la memoria excelente con la que cuentan algunos autistas, capaces de aprenderse de memoria la guía telefónica, el diálogo de una película o incluso ser capaces de dibujar detalladamente algo que han visto anteriormente (como una ciudad).
Tratamiento
El mejor tratamiento es un buen programa educativo con métodos de modificación de la conducta, lo que no significa que el niño vaya a curarse, pero sí ayuda a mejorar su comportamiento. Otra opción es recurrir a la medicina, como medio paliativo, sobre todo para que el niño pueda dormir o para evitar que se autolesione. El colegio al que asista debe ser especializado en estos casos, y su enseñanza deberá ser la misma que la que correspondería a cualquier otro niño de su edad. A partir de los 5 ó 6 años van mejorando el lenguaje y la comunicación. Se vuelven más tolerantes con la comida o los ruidos y comienzan a establecer el contacto con algunas personas.
Tratar de entender con paciencia que es lo que quiere o necesita, son las tareas fundamentales para un padre que no comprende que le pasa a su hijo. Expertos nos ayudan en esta tarea con una serie de acciones que se deben hacer para facilitar el trato y relación con un niño autista:
Respeta su ritmo, sin angustias, con tranquilidad; no le hables demasiado, a veces las palabras sobran; enséñale a hacer bien las cosas; evita el aburrimiento con actividades; no le dejes sólo pero tampoco le agobies; entiende que aunque tenga una rabieta y se golpee, no pretende hacerte daño; intenta comprenderle, para él las personas son demasiado complicadas; no te sientas culpable de lo que le pasa, ni le hagas sentir culpable a él; acéptale como es y comprende que para que sea feliz necesita vivir tranquilo y sin complicaciones.