Cuando las altas temperaturas hacen su aparición es importante preparar a tu bebé para afrontarlas. El verano es una época beneficiosa para los más pequeños, pues el sol ayuda a que su cuerpo sintetice la vitamina D, la cual es imprescindible para que el calcio se fije en sus huesos y, por tanto, que su crecimiento se desarrolle correctamente. Sin embargo, las altas temperaturas también conllevan riesgos para los bebés, por lo que hay seguir unas recomendaciones para que tu pequeño disfrute del verano: protegerle del calor, alejarle del sol directo y mantenerlo fresco e hidratado; aunque son muchos más los factores y las situaciones a analizar.
LA PIEL Y LOS OJOS DEL BEBÉ
Excepto los recién nacidos con menos de dos o tres semanas, que aún no son capaces de regular bien la temperatura corporal, los bebés tienen la misma sensación térmica que los adultos, por lo que sienten el mismo calor cuando las temperaturas suben demasiado. ¿Y qué hacer para que su delicada piel no se irrite y corra el riesgo de sufrir sarpullidos? Hay que estar alerta y refrescarle con una esponja húmeda para, una vez seco, dejarlo desnudo lejos de posibles corrientes de aire. Por supuesto, es muy importante que esté bien hidratado, así que hay que darle agua siempre que sea posible, incluso cuando aún es lactante.
CONTRA EL SOL DIRECTO
Hay que evitar exponer los niños al sol, sobre todo si tienen menos de tres años, así como evitar estar en plena calle durante las horas de mayor intensidad solar, que es entre las doce de la mañana y las cuatro de la tarde. Sin embargo, si es inevitable que los niños estén expuesto al sol, hay que evitar que usen colonias, además de protegerles con gorro, gafas, camiseta y, si van en el carrito, una amplia sombrilla. ¡Y no te olvides de echarles crema solar! El agua, de nuevo, es imprescindible para mantenerlos bien hidratados. Por otra parte, los ojos de los bebés son mucho más sensibles que su piel, sobre todo los claros, por lo que es importante usar gafas homologadas que eviten los daños de la radiación solar.
EN LA PLAYA (O LA PISCINA)
No es recomendable que los bebés menores de seis meses vayan a la playa, aunque a partir de esta edad pueden ir durante las horas de menos sol. Pero incluso a partir de las horas de menor impacto solar, los bebés han de estar a la sombra, bajo una buena sombrilla, han de usar protección solar y llevar gorro (si están vestidos es un plus). De nuevo, es muy importante que beban agua para mantenerse bien hidratados. ¿Y pueden bañarse? Si el agua está templada sí, además de que hay que introducirlos poco a poco y mojarles primero las manos, los pies y la nuca.
POR LA NOCHE
Un body de algodón y una fina sábana son suficientes para dormir. Es importante airear la habitación un rato antes de irse a la cama; aunque si a la hora de dormir el ambiente sigue siendo demasiado sofocante, es recomendable cambiar la cuna a una habitación más fresca.
ROPA LIGERA
Lo mejor para vestir a tu bebé en verano es usar prendas que no dejen pasar los rayos UV, sobre todo cuando se exponen al sol y con más razón cuando van a la playa. Para estar en casa o durante las horas de menos calor y por la noche han de usar ropa holgada y de tonos claros, además de que si es de manga larga les ayuda a estar más protegidos. Una gorra o un sombrero evitarán que la cabeza de tu bebé esté demasiado expuesta al sol.
ALIMENTACIÓN FRESCA
Si los adultos optamos en verano por alimentos más frescos y ricos en fibra y agua, ¿por qué no tu bebé? Es importante que beban mucha agua, por lo que tomar mucha fruta y verdura les ayudará a estar bien hidratados, además de que comerán sano. Darles trozos de fruta a lo largo del día hará que se mantengan bien hidratados y frescos. Por otra parte, en verano se han de evitar las grasas como la mantequilla, la margarina, la nata, el yogur, los huevos y las grasas animales, mientras que es más recomendable consumir hidratos de carbono como el pan, los cereales, la harina, la pasta, el arroz, las legumbres, las patatas y los frutos secos.
CONTRA LOS INSECTOS
En verano son muchos los insectos que nos acechan, por lo que hay que proteger a los bebés con repelentes, aunque con aquellos que sean tóxicos, como por ejemplo el aceite de eucalipto. No es recomendable utilizar sprays para matar a los mosquitos en presencia del bebé o momentos antes de irse a dormir; lo mejor es cerrar las ventanas de la habitación al atardecer para evitar que entren mosquitos. Los vaporizadores eléctricos son una buena opción ante insectos intrusos durante la noche, además de que las redes alrededor de su cuna los mantendrán a raya.
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