La intolerancia a la lactosa es un problema que afecta al 34% de la población española, un porcentaje incluso más alto que los que tienen intolerancia al gluten. Lamentablemente, solo un 10% de las personas afectadas con intolerancia a la lactosa están diagnosticadas.
Ser intolerante a la lactosa significa que nuestro cuerpo no tiene la capacidad de digerir la lactosa (el azúcar natural de la leche). Raramente es algo con lo que se nace, sino que más bien se adquiere con el tiempo. Por eso, pasa muchas veces desapercibida y la persona afectada no asocia los síntomas al consumo de leche.
Los síntomas de la intolerancia a la lactosa son: cansancio, pesadez, malestar general, problemas digestivos como diarrea. No hay que confundir la intolerancia a la lactosa con la alergia a la proteína de la leche de vaca, que produce una reacción alérgica severa.
La leche sin lactosa es una leche más sana, digestiva y evolucionada que la leche clásica, por lo que le sienta mejor al que la consume. Pero no todas las leches sin lactosa son iguales. La Leche Pascual Sin Lactosa, en particular, es la única leche sin lactosa enriquecida con Vitamina B6, por lo que aporta un extra de vitalidad cada día.
Los intolerantes a la lactosa no tienen por qué renunciar a la leche, ya que es uno de los alimentos básicos en la alimentación, sobre todo en los niños durante su crecimiento. La leche Pascual sin lactosa es una leche más digestiva y con todo el sabor y nutrientes de la leche de siempre, y al ser de Pascual, una marca de calidad que ya conocemos, podemos estar seguros de que es la solución perfecta para los intolerantes a la lactosa.
Cuando pruebas la Leche Pascual Sin Lactosa te darás cuenta inmediatamente de que te sienta mejor y, además, ¡tendrás más energía!