Aprender a nadar a una edad temprana es clave para un ocio saludable y divertido. Aunque el agua divierte mucho a los bebés, hasta que no aprenden a nadar no es un medio seguro para ellos y por eso es bueno familiarizarles con el mar y las piscinas desde muy chiquitines.
Para que puedan pasar un rato entretenido en el agua sin peligro de ahogarse, es necesario que aprendan a nadar. A continuación os damos unos sencillos consejos que nos han enviado desde Aqualand Maspalomas donde recomiendan cómo enseñar poco a poco a los niños lo divertido que puede ser nadar.
- Se puede realizar el primer contacto con las piscinas desde muy temprana edad. A partir de los 6 meses los padres ya pueden meter a sus bebés en las piscinas haciendo que se sientan seguros y tranquilos con ellos en el agua.
- Es normal que el bebé pueda sentir miedo las primeras veces, por eso es importante dejarle ver cómo hay otros niños alrededor que juegan en la piscina con sus padres, e incluso puedes dejarle que introduzca juguetes con él para que vean cómo flotan en el agua.
- El padre ha de tratar de coger al niño por las axilas, permitiendo que sus piernas y brazos queden libres y pueda moverlos libremente. Poco a poco adoptará la posición horizontal necesaria para la natación.
- Durante las primeras fases del aprendizaje (entre los 2 y 4 años), es necesario que el niño se ayude de elementos que le mantengan a flote, como las tablas de corcho. No te preocupes si no aprende muy rápido, ya que la edad a la que finalmente se arrancan a nadar depende de cada niño, según su psicomotricidad, valentía y decisión.
Una vez que ya han aprendido a nadar, las piscinas, el mar o los parques acuáticos serán uno de sus lugares favoritos para disfrutar de su tiempo de ocio con la familia y amigos. Y para los padres se trata de un momento perfecto para compartir diversión y actividad física con sus hijos. Sólo queda decir ¡Al agua patos!